miércoles, 15 de julio de 2009

microrrelatos

Huidas
Cuando despertó se dio cuenta que se había hecho tarde para llegar al casamiento con el joven desconocido, que no había puesto el despertador. Sintió algo de miedo pero se acordó que tenía papeles de variados tamaños y espesores, lapicera y muchos colores.

Prejuicios
Los gritos de terror fueron, en aquel sueño, el gesto exacto para que el niño le arrojara el sapo. A pesar del espanto y el asco comprobó, al sentirlo de lleno sobre su piel, que no era frío como había creído durante toda su vida.

Invasiones
En ese sueño miles de cucarachas se desplazaban por las sábanas, frazadas, paredes y cuanto mueble y personas hubiera allí. Menos mal pensó, mientras apretaba el gatillo y todo desaparecía detrás de un humo blanco, húmedo, con fuerte olor, que hoy no olvidé de comprar el matabichos.

Alimentos
En el sueño reiterativo se dio cuenta una vez más, que no había alimentado a la niña que llevaba en brazos, la que evidentemente mostraba signos de desnutrición. Pero esta vez y no sin cierta angustia, le pidió a la muchacha que se hiciera cargo. Ella se dirigió en busca de una lapicera para retomar los poemas que hacía tiempo había abandonado.

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